La localización más frecuente de litiasis o cálculos salivales es a nivel de la glándula submaxilar y lo más notable es la tumefacción o hinchazón por debajo del borde mandibular al comenzar la alimentación. Si el alimento es ácido puede ser más intenso y doloroso. El mecanismo es la acumulación de saliva dentro de los pequeños conductos de la glándula que no puede drenarse porque el cálculo impide la salida.
Estos cálculos pueden estar en el conducto en el piso de la boca ó dentro de la glándula.
En el primer caso pueden extraerse por dentro de boca con anestesia local. Si están muy posteriores suele hacerse anestesia general y cuando están en los conductos dentro de la glándula hay que extirpar la glándula.
EL DIAGNÓSTICO DE CERTEZA O LA CONFIRMACIÓN DE QUE SE TRATA DE UN CÁLCULO SALIVAL SE HACE CON UNA RADIOGRAFÍA DIRECTA (COMÚN) DONDE PUEDE VERSE LA IMAGEN BLANCA DEL CÁLCULO, que contiene calcio como se muestra en la imagen a continuación.
En este caso está dentro de la glándula submaxilar y el tratamiento es extirparla junto con el cálculo.
La extirpación de una glándula salival mayor como la parótida o la submaxilar no dejan secuela de sequedad bucal. Se compensa la secreción salival con las otras glándulas mayores y menores que están en la mucosa bucal.
Hay un detalle de la cirugía de la glándula submaxilar y es la relación con un ramo del nervio facial que da movimiento al labio inferior, y que hay que evitar lesionarlo.